miércoles, 2 de febrero de 2011

Paloma herida

Paloma herida soy.
Soy paloma herida;
herida en mi vuelo
por el camino de la vida.
Siendo pichón destetado
abandoné el nido de amor
mi alma de esperanza vestida,
de rojo atardecer el horizonte se vestía.

Busco y no encuentro
remedio para mi herida.
Busqué pareja y creé familia.
Los vientos de mal agüero
Se cargaron los cimientos que más quería.
Todo se desvaneció; mi vida
maltrecha y en la calle herida.
De dolor llora mi alma;
ver como mis sueños en el abismo,
empujados por la mala estrella, morían.

Paloma herida soy,
Soy paloma herida.
Tanta ansiedad, por tener familia.
La misma ansiedad me la arrebataría,
volando sola en mi búsqueda;
lágrimas en mis ojos perecían.
Mi alma se lleno de enero,
hasta que encontré tu hoguera
de amor encendida
dándole a mí corazón la esperanza
de coger nuevo tren, en la vía de la vida.



Abril 2005

Gavilán con alma de paloma

Con piel de gavilán el alba parió en la mañana,
fuerte y débil figura en la maleza urbana.
Un crepúsculo malvado a su nido robó la calma.
Le coronó de madurez destetándolo de su infancia,
abriéndole una ventana de ilusiones,
en la pureza de su alma.

Ruda piel de gavilán,
paloma de fuego y nieve es tu alma,
paloma halada.

Buscador de horizontes en la hiedra de la vida.
Precipitación en la supervivencia urbana.
Aquella infancia en brazos de la aurora quedó dormida
por un mar de sueños fue deshojando la inocencia
entre sábanas de margaritas cada mañana.
Garras de gavilán
sutil paloma, el alma,
pequeño trotamundos, engalanado de ilusiones,
anegado corazón por la lluvia de la tristeza,
por tu océano navega la barca de confusiones,
olas de desengaño azotan tu cuerpo con vileza.

Gavilán, guerrero gavilán,
tu espíritu, cándida paloma,
no dañes la margarita
embriágate con su aroma.

Se los tragó el lodo

Homenaje a los que perdieron la vida
en catástrofes climatológicas,
en especial, al huracán Mitch
I

Una parte de la maqueta terrestre se rompió,
el dueño y Señor estaba aburrido, quería jugar,
ya no se divertía viendo cómo en algunos
rincones de la tierra juegan a soldaditos.
¡Matándose unos a otros!
Echó más agua sobre sus harapientos cuerpos,
estrangulándoles las ilusiones.
Sopló tan fuerte que el cartón piedra de la maqueta se abrió,
engullendo a claveles inocentes, envueltos con escombros y barro.

¡Se evaporaron sus perfumes puros, con la asfixia del lodo!
El cartón de su creación no resultó ser tan fuerte.
¡Se ahogaron los más desgraciados!
Materialmente débiles de recursos, los muñecos,
de segunda fila, usados por la inmundicia de esa sociedad privilegiada.
Esos pobres ilusorios, con sus moradas en las nubes,
el único mal que derramaban era ¡soñar…sueños!
Soñar cómo desechar las cadenas de la miseria.

¡Querido Patriarca! Para evanecerte,
has puesto a prueba parte viviente de tu tablero.
¡Omnipotente Señor! ¿Por qué?
¿Hacía falta todo esto para poner a prueba
la bondad de tu creación? Ese barro que un día diste vida.
¿Hacía falta tal desastre?
Yo te digo: ¡querido Padre! y perdona mi altivez.
Siempre habrá hombres, mujeres y niños, que corones sus sienes
de verdes ramas y deshojen a la margarita en el océano,
¡esa gota de agua de rocío!
Ellos, que mataban las horas hambrunas en su taller de sueños,
todo ese sustento ¡Tú, se lo arrebataste!

¡Dejasteis de comer miserias!
El barro emparedó vuestras gargantas.
Vuestros espíritus derraman perfumes de alelíes y rosas blancas,
en los mares de algodón.

¡Podías haberlo evitado!
Has puesto a prueba la bondad de nuestros corazones,
la generosidad de nuestros espíritus,
¡estará contento!




II

Tú sabes que no puedo odiar, pero estoy lleno de rabia, ¡enojado!
Mi corazón anegado en agua, vertiéndola está, por las cascadas de mis ojos.

Mis labios, una rosa blanca,
por los inocentes que marcharon al país sin retorno.
¡Perdóname Padre! Pero no soporto que siempre paguen los mismos
Las florecillas poco agraciadas, que como en una película están,
para hacer bulto.

Se nos etiqueta de mezquindad, lujuria, envidia y avaricia,
todos los pecados capitales, o sea, destructores del género humano.

Pero yo os pregunto a Vos:
¿quién ha envenenado al infinito, para hacer esta escabechina inmunda?
El infinito, esa carpa que lubrica terror, flotando en su atmósfera, una brisa
de llanto y dolor.

Queda impregnado tu tablero de amargura y desolación,
desconsuelo total por los cuerpos sin vida.

¡Nosotros no hemos sido!
¿Quién pudo hacer tal atrocidad?
Que de repente la madre Tierra abrió sus entrañas tragándose las humildes
florecillas silvestres.

Prefiero lo silvestre, pero puro,
que refinado, con alma negra.

Con mi alma conmovida, y mi corazón desgarrado
a Vos os digo que el perfume que exhaló el aire de sus alientos,
¡no morirá!

El rocío de sus espíritus navegará a toda vela,
donde los vientos esparzan su sabor a vegetación húmeda
de costa a costa del planeta.

Nuestros sentidos, embriagados con el aroma de su recuerdo,
avivando está la hoguera de nuestros corazones.
¡Vuestro recuerdo en el aire queda latente!

Predicadores De falsas Promesas

Lucha de titanes
Con armas de aleaciones de engaño.
Frases como proyectiles, gaseadas
Para atrapar al ignorante rebaño.
Los capitanes de las majadas,
En grandes mítines
Año tras año

Dioses del Olimpo
Terrestre, oradores dañinos y farsas
Endiosados en la cúspide del poder
Cansado el pueblo de sus comparsas
Falsas promesas, les ponen para morder
Las yerbas de su campo
A mentes atrapadas.

El pueblo humilde
Perdió la fe, en sus líderes políticos
Panda de usurpadores de los débiles
Sin sangre, los pueblos quedan anémicos
Como tierra sin agua de los abriles
Como frases sin tilde.
En vacios flamencos

Bombardean nuestras almas
De palabras vacías y viperinas
Unos y otros quieren atraparnos
Para transformarnos después en letrinas
Usarnos electoral, después tirarnos
Como pobres animas,
“Sus mentes malignas”

¡Dejad de predicar falsamente!
Dar, ejemplo de sensatez
Sembrad más, fructíferamente
Para que el obrero pueda comer